Creo regresarás, no he podido acostumbrarme a tu obligada ausencia, pienso estarás aquí, tal vez para la próxima Navidad y con suerte para alguno de nuestros cumpleaños. Llegarás con tu sonrisa, la más franca que se ha visto jamás y tus inconfundibles ganas de vivir, llegarás y como desde hace diecisiete años rodearás mi espalda con tu fuerte, tostado y ya no tan joven brazo para colmarme de esperanzas y porvenires atiborrados de ilusiones, llegarás y me dirás con tu corazón que lo mejor de mi vida está comenzando, llegarás y nos darás pedazos de tu alma para continuar con nuestros destinos, llegarás y llegarás.
Aunque me conformaría con no verte partir apesar de que ya nunca más pudiéramos correr durante noventa minutos, ni gritar los miles de goles fallidos o quemar bombones en nuestras diminutas fogatas cerca de los volcanes, lo único que quiero es verte cruzar una vez más la puerta adornada con palmas de algún domingo de ramos y contemplarte sin hablar, verte y memorizar cada uno de tus rasgos para olvidar todas las lágrimas que ha causado tu descansar.
De mi autoría. Para mi tío Carlos, que desde hace casi 2 años no está más a mi lado.
ResponderEliminarEs hermoso y una eternidad =]
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